La mujer graciosera

La isla de la Graciosa, con unos 29 km2, es una isla española, perteneciente al archipiélago canario. Se encuentra situada al norte de Lanzarote. El 26 de junio de 2018, el Senado, aprobó por unanimidad una moción que reconoce a La Graciosa como la octava isla y deja de ser considerada un islote. Solo tiene dos núcleos poblacionales, La Caleta de Sebo y Pedro Barba y aunque en el verano su población aumenta considerablemente, se encuentran censados poco más de 700 habitantes.

La Graciosa, a la que solo se puede acceder por mar desde el puerto de Órzola, al norte de la isla de Lanzarote, forma parte junto con los islotes de Alegranza, Montaña Clara y los Roques del Este y del Oeste, del Parque Natural Marítimo-Terrestre Archipiélago Chinijo.

La isla de la Graciosa es un paraíso, no solo por sus paisajes de origen volcánico, sus dunas, sus playas vírgenes, su riqueza biológica tanto en el medio terrestre como marino, sino porque es una isla a la que no ha llegado el asfalto y sus calles son de arena.

El poblamiento de La Graciosa, que comienza a finales del siglo XIX, no puede entenderse sin conocer el papel tan importante que la mujer desempeñó.

Pero no es hasta mediados del siglo pasado cuando, algunas familias son llevadas a la isla de la Graciosa para trabajar en una conservera de pescado. El proyecto fracasó, pero a pesar de ello, algunas de esas familias decidieron quedarse en la isla porque tampoco en Lanzarote el jornal estaba asegurado. Esas familias se asentaron en la actual Caleta de Sebo.

Vivían en precarias chabolas, carecían de agua potable y por supuesto de luz eléctrica. Se alimentaban principalmente de la pesca y el marisqueo.

Debido a que en la isla no había agua potable, acudían a buscarla a la isla vecina de Lanzarote. Cruzaban en pequeñas barcas, “chalanas”, un estrecho de mar, “el río” y bajo el risco, en una pequeña fuente, se aprovisionaban de ella.

El risco de Famara, es un macizo que se encuentra al norte de la isla de Lanzarote, con impresionantes paredes verticales que dan al mar. A pesar de su verticalidad, los Lanzaroteños y gracioseros trazaron por él una vereda que les conduciría desde la playa  hasta lo alto de éste, para acceder hacia los pueblos cercanos.

El risco se convertiría en testigo directo de la vida de los gracioseros pues sería durante muchos años, el único punto de unión entre Lanzarote y la Graciosa .Al risco no solo se acudía a buscar agua o a lavar la ropa en la fuente, sino que también por él se subía al enfermo o al difunto, pues durante muchos años en la Gaciosa no hubo cementerio y por éste subían las gracioseras con la cesta de pescado fresco o seco a la cabeza para venderlo o intercambiarlo en los pueblos cercanos.

Como si de una escena de una película se tratara, casi a diario, al despuntar el día, el risco daba la bienvenida a las gracioseras, que por su escarpada y zigzageante vereda, subían descalzas, para alargar lo más posible la vida de sus alpargatas. Solo hacían uso de ellas a la llegada al pueblo. Algunas incluso, emprendían la subida con la cesta a la cabeza y el hijo en el costado, pero siempre con alegría, entonando cánticos y con paso decidido para ser de las primeras en vender el género.

A la llegada al pueblo, su vestimenta, compuesta de faldas y camisa que les cubrían todo el cuerpo, y su pañuelo y sombrero típico de la isla que les cubría la cara, las delataba.

Comenzaba el recorrido puerta a puerta, pueblo por pueblo, hasta que todo el género fuese vendido o en su mayoría intercambiado por productos del campo, granos, batatas… y de nuevo, casi al anochecer sus desnudos y sabios pies desandan el camino ya andado hacia la parte baja del risco junto a la playa.

Si la llegada a la playa se producía con la luz del día, bastaba con que la mujer ondeara el delantal para que el hombre de la casa acudiera a recogerla. Nunca acudía el novio, era impensable, porque al hombre siempre ayudaba a la mujer a subir a la barca y el contacto físico estaba prohibido si no estaba formalizada la pareja. Si la noche se les echaba encima, cada una encendía en la tegala (cerca de piedra sin techo que usaban los habitantes de Lanzarote para protegerse del viento, o para hacer fuego) que cada familia tenía asignada unas aulagas y el fuego, visible desde el otro lado, alertaba a los gracioseros que por la ubicación de la fogata ya sabían de quien se trataba y su familia acudía en su búsqueda.

La mujer graciosera mariscaba, jareaba, cuidaba de la casa, de los hijos, cosía, acudía a buscar agua a la fuente, vendía o intercambiaba los productos del mar por los del campo, administraba la economía del hogar y esperaba pacientemente días y hasta meses la llegada de los hombres que se embarcaban para pescar. Mujeres valientes, luchadoras, símbolos de la identidad canaria, cimientos de la octava isla. Sin ellas la historia de la Graciosa no hubiera sido la misma.

Amanece.

Pies desnudos serpentean el camino.

Cantos picantes y risas.

Pescado truecan por granos.

Cae la noche.

Pies descalzos ya desandan lo andado.

Las tegalas ya se encienden,

Avisan a las barquillas

Que pronto cruzan el río.

Amanece.

Pies desnudos serpentean el camino.

Publicado por

Las letras sabias de Cande

ESTUDIOS Licenciada en Filología por la universidad de La Laguna. 1994. Certificado de aptitud pedagógica. 1995 Diploma de participación en las II Jornadas de Humanidades Clásicas en la Universidad de la Laguna.(1988). Diploma de participación en el II Curso La Literatura Erótica Greco-latina.(1989). Diploma del Curso sobre la Elaboración de Unidades Didácticas. (1997). Diploma del curso Modelo Constructivo. (1997). Diploma de participación en el curso La Mujer en el Mundo Antiguo. (1993). Diploma de participación en el curso I Semana Canaria sobre el Mundo Antiguo. (1992). Diploma de participación en el curso II Semana Canaria sobre el Mundo Antiguo. (1993). Diploma de participación en el curso III Semana Canaria sobre el Mundo Antiguo. (1994). Diploma del curso de formación profesional: Inglés Gestión Comercial. (2001). EXPERIENCIA LABORAL Profesora en la Academia Jaeva (Arrecife). 1994-2000. Situación Laboral actual: Propietaria de la Academia Argana Alta.

2 comentarios en «La mujer graciosera»

Deja un comentario