El olor de mis recuerdos me lleva hasta La Palma. Olores tradicionales, olores tiernos de infancia. Mis recuerdos de La Palma llevan olor de almendrado, de castañas bien tostadas, de vino en barril de tea, de ron añejo y de pan, de sopas de miel de caña, de ñame cocido a leña, de sabrosa fruta fresca, de leche tibia de cabra, de gofio en batea vieja… Mis recuerdos de La Palma llevan olores de flores, de eucalipto curativo, de orégano y de laurel, de plantas medicinales que remediaban mis males, me huelen a hierba húmeda, a monte, bosque y cultivos a tea añeja y a pino… Mis recuerdos de La Palma llevan olores que abrazan. A sal de la maresía que en mi piel se me pegó, a aquella muñeca nueva que me trajo la ilusión, al regazo de mi abuela que siempre me acurrucó, a aquel libro que guardé en el fondo de un cajón, al refugio de mi madre que tanto me protegió. Mis recuerdos de La Palma los guardo en mi corazón.