Aquella niña

Aquella niña,

de esclavizante miedo amamantada

aprendió pronto de la cobardía centenaria,

a guardar en el cofre del inquisidor silencio

los sórdidos secretos que avergüenzan;

a ocultar tras la puerta

el lamento triste de la pobreza hambrienta;

a resistir la mirada del ojo

que con saña rechaza y pisotea

primaverales esperanzas venideras;

a soportar el frío silencioso

de la luctuosa tristeza impuesta.

Aquella niña,

encontró en el regazo acogedor

del libro cómplice,

la senda liberadora

del azote que sentencia.

Aquella niña,

fue prematuramente asesinada.