Amor azulado inquieto

Cuando las grises ventiscas

amenazan con arrancarme

el último aliento de mi alma malherida

y el ruido machacante silencia

mi agonizante risa, casi ahogada

por las lágrimas de mis ojos tristes.

Cuando mi esperanza,

en su desesperada huida por salvarse,

tropieza torpemente en las esquinas

y cae triste y abatida.



Entonces, mi Varadero,

regreso a ti,

a tu amor de azulado inquieto,

a tus caricias saladas de tu alborada brisa,

a tu marea mansa de septiembre.



Y reencuentro,

en mis huellas indelebles,

mis pasos olvidados

sobre tus piedras pardas y blancas.



Y espero,

con el silencio del atardecer,

agazapada entre los sombríos charcos,

tus besos fugaces de espuma blanca.


Y aguardo,

bajo el cielo pintado de estrellas,

la ritual danza entre la luna llena y la marea.


Vuelvo a ti, mi Varadero,

mi eterna sonrisa, mi remanso.

El Varadero, San Andrés y Sauces.

Aquella niña

Aquella niña,

de esclavizante miedo amamantada

aprendió pronto de la cobardía centenaria,

a guardar en el cofre del inquisidor silencio

los sórdidos secretos que avergüenzan;

a ocultar tras la puerta

el lamento triste de la pobreza hambrienta;

a resistir la mirada del ojo

que con saña rechaza y pisotea

primaverales esperanzas venideras;

a soportar el frío silencioso

de la luctuosa tristeza impuesta.

Aquella niña,

encontró en el regazo acogedor

del libro cómplice,

la senda liberadora

del azote que sentencia.

Aquella niña,

fue prematuramente asesinada.

Juguetes de papel

Tras la desnudez del alma

cánticos de libertad.
Esperanzas desgarradas
susurran rezos de miedo.
Valientes alas del mar.

Frágil prisión de papel,
juguete enredado al mar.
Hambre, frío y soledad.
El miedo entona pesares.
Salada sombra de sal.

En la oscuridad del alma
llantos silenciosos gritan.
La fe suplica a la noche
que le dibuje las luces
que alumbran la libertad.

Besa el sol la piel inerme,
bebe lágrimas de sal.
Yacen dormidos tres sueños.
Amarga esperanza rota.
El mar no quiere mirar.

Sobre la arena las huellas,
pasos de la libertad.
Corazones destrozados
siembran tristezas marchitas.
Respetaré su agonía.
Llantos sedientos de paz.

Paseando Yaiza

Inquieta cae la tarde,
busca besar con sigilo
los rincones otoñales
serenos de los domingos,
domingos dulces de Yaiza.

Mientras, el alisio suave
susurrándome su amor
se atrevió a besar mi cara
entre caricia y caricia
que va brindándome el sol.

Sigue la tarde cayendo, 
sobre el marrón casi negro
de las igneas montañas,
ensombreciendo el camino,
adormeciendo las casas.

Todos los caminos viejos
que en calma ofrecen paseos
me llevan hasta la plaza.
Sombra de ombú solitario
vigilante está a la entrada.
Me invita a pedir Remedio,
Remedios de mi esperanza.


PASEANDO SAN ANDRÉS

Me fui a pasear un sueño

una tarde a San Andrés.

Por tus pasos empedrados

me tomaste de la mano

y susurrándome amor,

a ritmo de sirinoque,

bailamos.

Suaves caricias de junio

cubren tu cuerpo de flor,

pétalos en tu sonrisa,

perfume en tu corazón.

En la torre de la iglesia

tañen dos campanas viejas,

arcos vestidos de brezo

anuncian días de fiesta.

Bajo el eucalipto viejo

me tomaste de la mano

y susurrándome amor,

bailamos.

Tajarastes en el aire

alegran tu Noche Buena,

pitos, flautas, castañuelas

bailan al son del tambor.

El sol tibio de la tarde

que no se quiere dormir,

adormece la marea.

Guindaste ríe feliz.

Villa del acantilado,

siento tu cuerpo salado,

alma de espuma de mar

mar de azúcar bronceada,

vino tinto y blanca cal.

En tus rincones de historia

allí te encontré dormida

y en sigiloso paseo

por no querer despertarte

uní tu alma a la mía.

Candelaria Toledo Davila

La higuera del barranco

Qué curiosas las higueras.
deleitadas con el frío
pasan inviernos desnudas
luciendo sus ramas yertas.
Al llegar la primavera,
de hojas se van cubriendo
y tan felices se sienten
que con un mínimo esfuerzo
dan su primera cosecha,
deliciosas brevas frescas.
Será ya en pleno estío,
con el intenso calor
cuando el verde de sus hojas
oculte sus tallos finos
para proteger del sol
sus sabrosos dulces higos.

BELLA VEREDITA VIEJA

Tardes de infancia

¡Cuánto extraño aquellas tardes! 

Desenredando veredas 

entre caminos y huertas.  

¡Cuánto extraño aquellas tardes! 

En alegres patios viejos 

que guardan suaves esencias 

de olorosas flores frescas. 

¡Cuántos recuerdos felices! 

Déjame allí, entre las piedras, 

chapoteando los charcos 

que descubrió la marea. 

Adéntrame en el barranco, 

deja que explore su vena 

cubierta de fresca hierba. 

Toma estos cuatro palos, 

invéntame otro juguete, 

algún juguete soñado. 

Ahora que cae la noche 

y toca arriar las velas, 

desde el mástil de esta higuera 

contemplaré las estrellas. 

 

Quiero esas tardes de juegos, 

de cómplices travesuras. 

Quiero esas tardes de hermanos, 

tardes de primos, de amigos. 

Quiero esas tardes de risas, 

de intrépidas aventuras, 

libres del intenso ruido 

que van dejando los años 

cuando ensayamos la vida. 

CÓMO NO VOY A QUERERTE

¿Cómo no voy a quererte 

con lo Bonita que eres?

La más bella del Atlántico

toda pintada de verde.

Soñado jardín de ensueño,

sueño que quiero soñar.



¿Cómo no voy a quererte

con lo Bonita que vas?

Guiada por tus senderos

me adentré en tu corazón,

parque de naciente agua

en cascada de color.



¿Cómo no voy a quererte

con lo Bonita que luces?

Bello carrusel de estrellas

brillan en tu alto Roque,

imponente y fiel guardián

de tu Parque Nacional.

Silba el alisio en la cumbre,

las nubes hace bailar.

Al terciario me llevó,

en el bosque de los Tilos,

te juré eterno amor.



¿Cómo no voy a quererte

Si al pasear por tus calles

puedo volver a soñar?

Real paseo calmado,

arte en siglos preservado,

casas que guardan historias

de época colonial.



¿Cómo no voy a quererte?

Si alfombrada vas de flores,

de flores balcón floral.

Castillos que nos vigilan,

Noa que no surca el mar.

No reveles tu secreto,

secreta danza lustral.



¿Cómo no voy a quererte?

Si alegre y tradicional

luces tus mejores galas

de seda suave bordada,

de talco de carnaval.



¿Cómo no voy a quererte?

Tan resignada y valiente.

Aunque sangró tu costado

y de fuego te abrasaras,

siempre Bonita estarás.

No temas,Tajogaite durmió.

Quienes tanto te queremos,

tus heridas sanaremos

con sacrificio y amor.



¿Cómo no voy a quererte

con lo bonita que eres?

La más bella del Atlántico,

toda pintada de verde.

Soñado jardín de ensueño,

sueño que quiero soñar.

El olor de mis recuerdos.

El olor de mis recuerdos 

me lleva hasta La Palma. 

Olores tradicionales, 

olores tiernos de infancia.
 

Mis recuerdos de La Palma 

llevan olor de almendrado,  

de castañas bien tostadas, 

de vino en barril de tea, 

de ron añejo y de pan, 

de sopas de miel de caña, 

de ñame cocido a leña, 

de sabrosa fruta fresca, 

de leche tibia de cabra, 

de gofio en batea vieja…
 

Mis recuerdos de La Palma 

llevan olores de flores, 

de eucalipto curativo, 

de orégano y de laurel, 

de plantas medicinales 

que remediaban mis males, 

me huelen a hierba húmeda, 

a monte, bosque y cultivos 

a tea añeja y a pino…
 

Mis recuerdos de La Palma 

llevan olores que abrazan. 

A sal de la maresía 

que en mi piel se me pegó, 

a aquella muñeca nueva 

que me trajo la ilusión, 

al regazo de mi abuela 

que siempre me acurrucó, 

a aquel libro que guardé 

en el fondo de un cajón, 

al refugio de mi madre 

que tanto me protegió.
 

Mis recuerdos de La Palma 

los guardo en mi corazón.