¡Cuánto extraño aquellas tardes! Desenredando veredas entre caminos y huertas. ¡Cuánto extraño aquellas tardes! En alegres patios viejos que guardan suaves esencias de olorosas flores frescas. ¡Cuántos recuerdos felices! Déjame allí, entre las piedras, chapoteando los charcos que descubrió la marea. Adéntrame en el barranco, deja que explore su vena cubierta de fresca hierba. Toma estos cuatro palos, invéntame otro juguete, algún juguete soñado. Ahora que cae la noche y toca arriar las velas, desde el mástil de esta higuera contemplaré las estrellas. Quiero esas tardes de juegos, de cómplices travesuras. Quiero esas tardes de hermanos, tardes de primos, de amigos. Quiero esas tardes de risas, de intrépidas aventuras, libres del intenso ruido que van dejando los años cuando ensayamos la vida.